domingo, 12 de octubre de 2008

Reflexiones . . .

Yo estoy sufriendo una regresión lineal. Tiene que ser eso. O estoy siendo víctima de ella, no sé.

Pienso así porque se supone que yo siempre he sido muy maduro para mi edad y yo cada vez me veo más infantil.

Por ejemplo, yo de pequeño según mi madre no me quejaba nunca, ni lloraba ni nada (me acuerdo de esto porque mi vecino-bebé me tiene la hora cogida y llora cuando me acuesto el muy . . .), de hecho, era tan poco llorón que estuve a punto de ahogarme con los barrotes de mi cuna y en vez de liarme a dar alaridos en plan Rey León me quedé en silencio, haciendo mini-ruiditos. Menos mal que las madres (a las que dedicaré otro monólogo en breve) tienen un 6º sentido y un radar nocturno mientras duermen y la mía captó mis "ruiditos" y me salvó. Creo que desde entonces comenzamos a ser 3 en la cama de matrimonio.

El caso es que ahora, que estoy ya crecidito, me quejo el triple. Vamos que como se me monte un gemelo al despertarme por la mañana tenemos aquí la orquesta sinfónica en un momento, y gratis. Y no sólo eso, me quejo por todo lo demás: la comida, los estudios, los amigos, la familia, la novia, la tele, el tiempo, la contaminación, la primavera, el invierno, el otoño, las estrellas, los planetas, la aceleración de partículas, la crisis, Zapatero, Rajoy, Mercedes Milá... Con lo sosito y calladito que era yo.

En fin, otro ejemplo: yo recuerdo ir a la peluquería de pequeño y que le dijeran a mi madre "qué bueno, qué calladito, que no se mueve, ni se queja, ni llora, ni nada...". Y yo por un lado me sentía super-mayor y por otro pensaba "¿y por qué tengo que llorar? Si a mí el pelo no me duele...". Pues bueno, a día de hoy he estado a punto de mandar a tomar por **** a más de un@ y antes de que empiecen a cortar. Es que te están lavando la cabeza y te incrustan los dedos en la corteza cerebral, ¡¡ que estoy estudiando oiga !!, vamos, que si suspendo ya sé a quién echarle la culpa... Y luego te están cortando y te meten unos tirones que a mí más que llorarme los ojos me lloran las lentillas, porque incluso a ellas les duele. Y por supuesto el resultado final siempre es para quejarse, ¡¡ siempre !! Y el precio ni te cuento. Y me estoy desviando...

También está el hecho de que hago muchas más tonterías que de pequeño. No sé si entonces era la alegría del hogar pero ahora lo soy del hogar y de todo el vecindario, porque doy voces, canto (en la ducha y fuera de ella), correteo por la casa, salto, me río, digo tonterías, pongo voz ridícula... Mis padres están alucinados, pero claro, el ser hijo único implica hacer de pequeño, mediano y mayor a la vez, así que tengo que compaginar mi carrera universitaria con mi estupidez infantil. ¡¡ Y no es nada fácil !! Que mi trabajo me cuesta...

Así que nada, no sé si avanzo o retrocedo en el tiempo, pero de que estoy cada día más tonto... De eso estoy SEGURO.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pero y lo que nos entretenemos nosotros en clase quejándonos de todo?, ¿y lo que me río yo y el resto de la humanidad con tus tonterías? ¡Eso no tiene precio!

Anónimo dijo...

Por fabor Euge no cambies nunca!!!!

sin duda post como estos y tonterias (entiendase en el buen sentido de la palabra) no tienen precio. ;)

Salu2.

Anónimo dijo...

Arg señor deefece, por favor con V! xD.

Como ya te han dicho, ¡No cambies! :D